She’s Not Gone (Philip Levine)

Helen Levitt (1913-2009)
No se ha ido

Alguien entra en tu vida
un día que ya no más
recuerdas. Pasan los años,
y se vuelve la madre que 
nunca tuviste, la hermana que
fuma antes del desayuno, 
la primera amistad. Echada
en el raído sofá al calor
del estío, comparte contigo una
temporada de béisbol. A los 
doce te explica el mundo,
cómo la gente era vendida allá
abajo en el río, cómo alguien
siempre trajinará y se gastará
hasta la médula estos huesos,
músculos y tendones. Ella te
contará por qué tu hermano de
dieciséis precisa de dos camisas
al día y cómo crecerá para mandar,
ella, la que nunca hará eso, explica
y te bendice con una mano al
alisar tu cabello. Un día
se ha ido, pasó de los cuarenta y
se ha enamorado otra vez,
y el amor se la ha llevado
junto a un hombre con una pierna
y ningún futuro. Una postal 
de California y luego solo ya
un silencio permanente.
El planchador queda a la espera
en el rincón, los gastados y oscuros
zapatos devueltos con una patada
al clóset, su amarillenta bata
se aja en el respaldo de la silla
hasta que tu madre, maldiciendo
la hace retazos y basura.
Vas a buscar y la encontrarás
en las mandíbulas largas de otras
mujeres, en los ojos endurecidos
que pueden brillar sin esperanza,
la volverás a hallar una vez
y otra porque con las dos
manos abiertas, con un voz
que nada dice, con una
nueva sonrisa para cada
nueva pérdida, te mostrará
un mundo por el que ella moriría. 
She's Not Gone

Someone enters your life
on a day you no longer
remember. The years pass,
and she becomes the mother
you never had, the older
sister smoking before breakfast,
the first friend. She lies back
on the worn sofa in the heat
of summer and shares a season
of baseball. When you are
twelve she explains the world,
how the people were sold
down the river, how someone
will always work and waste
away to these essential bones,
muscles, and tendons. She explains
your brother, who at sixteen
needs two clean shirts a day
and will grow to command, she
explains you, who will never,
and she blesses you with a hand
mussing your hair. One day
she is gone, over forty and she
has fallen in love again,
and love has taken her off
to a man with one leg
and no prospects. A postcard
from California and then
a silence that lasts.
The ironing board waits
in the corner, the worn black
shoes are kicked back into
the closet, her yellowing slip
sags on the back of her chair
until your mother, cursing,
tears it into rags and garbage.
You will look and find her
in the long jaws of other
women, in the hard eyes
that can gleam without hope,
you will find her again
and again because with
two open hands, with a voice
that said anything, with
a new smile for each
new loss, she showed you
a world she could die for.

Traducción: Roberto Zeballos Rebaza

Una señal (Philip Levine)

Philip Levine (1928-2015)
Una señal

Las últimas palabras del mar
antes de morir, el último aliento
del gran viento que soplaba
antes de que naciéramos, la última
luz que amaneció en la colina
de nuestra agonía, el calvario
la llamaríamos. Esto es todo
lo que recordaba cuando florecí…
una estrellita de sangre oculta
entre los naranjos que no llevaban
nada, una estrella de ninguna
esperanza o pena, tan solo una mota
de color en la triste luz del invierno.
Me escogiste como tu color, me
arrancaste de la rama y me llevaste
en tu cabello, y por un tiempo
fui un adorno, fui otra vez una
estrella, algo que llamaba la atención
hasta que se agostaron mis pétalos.
Me dejaron de lado en un roto cuenco
de agua, luego me secaron, apretaron
entre las hojas muertas y amarillas
de un libro viejo que a nadie importaba.
Caí un día en unas manos extrañas
que venían en busca de alguna cosa
como una respuesta, algo como
¿dónde estoy? ¿y para qué?
Sólo para hallar ocho rayos rojos cada
cual aplastado hacia un distinto viento de
cambio, cada uno diciendo en su propio
susurro sin voz, Este es el camino
hacia todo lo que es y lo que no es,
¡Sígueme! ¡sígueme! este es el modo
en que el viaje empieza y termina.


Traducción: Roberto Zeballos Rebaza
Poema tomado de:  https://www.theparisreview.org/poetry/3293/a-sign-philip-levine