Algunas reflexiones en torno a «Cartografía de lo invisible» de Robert Baca Oviedo

En Cartografía de lo invisible se vislumbra la lucha por registrar y, a la vez, responder a ciertas realidades que, si bien se originan en la experiencia individual del sujeto poético, evidencian una condición general compartida por todos nosotros… ¿Podemos hablar de una condición del “ser peruano”? Más allá del fracaso en la construcción de la nación o, siguiendo a Teo Pinzás, más allá de mostrar con incomodidad el “estigma de nuestro fracaso” ―en el texto se cuestionan los errores que arrastramos desde la colonia―, el poemario nos sugiere una imagen devastadora como expresión de la condición del “ser peruano”; imagen que es una hendidura desde la que se puede “abrir la corteza” del poemario:

La de una mujer siendo alcanzada por un proyectil acuático en medio de tanquetas y policía

El sujeto poético recuerda así un evento de su niñez, el de su madre escapando del “rochabús” en una calle del centro de Arequipa, en los convulsos años noventa. Es que lo aparentemente insignificante y lo terrible van de la mano. Creo vislumbrar aquello que nos une: “el resorte oscuro”, “el hilván invisible”. El texto sugiere ―medio con rabia, medio con indignación― que se trata de nuestra desoladora condición de precariedad. Con un tono que oscila entre lo profético y lo personal, sin caer ―felizmente― en la grandilocuencia, Robert Baca señala aspectos desgarradores del pasado en que lo precario y la muerte se convierten en un espacio común… el espacio compartido.

La “cartografía” de Baca no es espacial o, por lo menos, el recorrido geográfico se hace inviable. Aquellos parajes de la ciudad de Arequipa se tornan caminos erráticos, sin rumbo, vacíos de aquellos símbolos tradicionales de una Semana Santa que acontece tras un velo ya rasgado, y que muestra todo lo que tiene de lastre, “la falsa máquina con motor de sillar”. Ello sugiere el desgaste de aquello a lo que uno puede sujetarse cuando mira hacia atrás en el tiempo. Nuestra identidad está fracturada. El poemario, denso como un corte geológico, con una serie de trazos que coexisten enhebrados en este devenir informe, presenta algunas marcas temporales, como hitos que se sitúan básicamente en los años noventa: la muerte de Mónica de Santa María, el accidente del avión de la compañía Faucett, las esterilizaciones forzadas… Hebras que marcan un pathos que, medio enrevesado, arrastramos todos… Un elemento que de algún modo nos “templa” la vida y, con ello, nuestro acontecer… ¿Nuestro destino ya marcado?

La “cartografía” recorre el decurso de la memoria. El sujeto poético vuelve a sus recuerdos, para recordarse, para recordar-nos. Las palabras se entretejen con hermosas imágenes, que, lejos de “estetizar” la muerte y el dolor, nos sumergen en las profundidades de nuestra tragedia, sin caer en la conmiseración (Baca maneja con destreza las imágenes de muerte y desolación evitando que se desborden). El poemario no se hunde en lo trágico. Ante la ausencia de un punto focal ―que sería igual a caer en la desesperación― desde el cual uno pueda dirigirse hacia el devenir, sugiero una figura necesaria, que permite erigir un trazo ―que es posibilidad: José Manuel, el abuelo del autor…

Hermosa apacheta, un montón de piedras guiando la ruta que la poesía nos traza.

Parafraseando a Arguedas en La caída del ángel (1962), una cosa es el infierno de Dante, donde el hombre viviría sin la esperanza que alienta la vida; y otra cosa es vivir en la miseria, con martirio, pero donde la esperanza pervive.

El sujeto poético recurre constantemente a la memoria personal, a la de sus vivencias; estas guían el tejido de este tapiz que, medio a trompicones, medio entre susurros, enfatiza la necesidad del otro, para adquirir existencia. José Manuel, como punto focal donde la esperanza pervive, ancla el recorrido del sujeto poético, y permite abrir la posibilidad: ¿hacia dónde? La poesía no tendrá la respuesta…

Dentro de sus inherentes ambigüedades, Cartografía de lo invisible sugiere el retorno a lo primordial: ¿una ensoñación? La “Oración a Juan Santos Atao Wallpa” se instala dentro del pensamiento utópico andino. Mas no sugiere la restauración de la antigua sociedad incaica, ni plantea enfáticamente un cambio del orden de jerarquías, ni un vuelco de órdenes de dominación de explotados a explotadores… Sino, creo, algo completamente diferente. El poema, marcado por un tono de mesianismo telúrico, hace alarde de una voz colectiva híbrida (humana/no-humana), cuya fuerza dará cabida a la “furia verde que amenaza con tragarse a todo el Perú desde el Monte”; la imposición de la naturaleza sobre todo lo que se conoce como civilización. Una visión que rompe con la teleología de la historia, un volver al inicio de los tiempos, una caída que restablece, un mensaje cifrado que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Sin duda, el poemario de Robert Baca es, tomando las palabras de Eagleton (2007), la “expresión de la certeza de que el lenguaje no nos separa de la realidad, sino que nos ofrece un acceso más profundo a ésta”.

Gabriela Solorio Naiza

Cartografía de lo Invisible (Robert Baca Oviedo)

Aletheya, 2021.

Cómo se sentía

G.S.
Aun si conservara las ropas que usé durante
aquellos doce años, aun si tuviera
las ropas que me quitaba antes de que mi madre
subiera buscándome por las escaleras: la tersa
chompa de orlón; el vestido ornado de frunces
debajo de los cuales mis latentes senos
se agazapaban bajo la piel de mi pecho;
aun si tuviera todas aquellas fajas,
aun si tuviera toda la ropa interior
de algodón, como un amigo secreto,
pienso que no podría retornar a la sensación
que tenía. Indago acerca de la estabilidad
del alma— ¿era casi la misma la que salía
luego de cada castigo,
de regreso a un yo que había estado esperándome
en el flácido montón de mi ropa? Respecto de la
circunstancia de ser golpeada, ¿a qué
se parecía: a entrar en un establo, con los animales
sueltos, mordiendo, cagando y algunos ardiendo
en llamas? Y cuando mi cuerpo reaparecía
al otro lado, y yo me pasaba revista,
10 dedos en las manos, 10 en los pies,
y revisaba aquella parte cualquiera donde
se supone que guardamos un alma, apenas me atrevía
a saber lo que yo sabía,
que aun cuando me habían echado abajo,
una vez más, a toda vela, a todo
meter, hasta el lecho de mi ser y aún
debajo de aquel lecho, era posible
que en mi esencia, en el centro de mi esencia, en alguna
mínima recámara a la que mi madre no podía 
penetrar —no penetraba— yo no había sido cambiada. 
How It Felt 

Even if I still had the clothes I wore,
those first twelve years, even if I had
the clothes I would take off before my mother
climbed the stairs toward me: the glassy
Orlon sweater; the cotton dress,
under its smocking my breasts-to-be
accordion-folded under the skin of my chest;
even if I had all the sashes,
even if I had all the cotton
underwear, like a secret friend,
I think I could not get back to how
it felt. I study the stability
of the spirit — was it almost I who came back
out of each punishment,
back to a self which had been waiting, for me,
in the cooled-off pile of my clothes? As for the
condition of being beaten, what
was it like: going into a barn, the animals
not in stalls, but biting, and shitting, and
parts of them on fire? And when my body came out
the other side, and I checked myself,
10 fingers, 10 toes,
and I checked whatever I had where we were
supposed to have a soul, I hardly dared
to know what I knew,
that though I had been taken down,
again, hammer and tongs, valley
and range, down to the ground of my being
and under that ground, it was possible
that in my essence, at the center of my essence, in some
tiny chamber my mother could not
enter — or did not enter — I had not been changed.

How It Felt, Sharon Olds (Poetry , April 2018)

Traducción: R.Z.R.

How will it feel months from now (Mary Jo Bang)

Imagen: Joseph Sudek (1950)

Cómo se sentirá meses después de ahora

cuando la lonja rosa del cielo se zambulle
a través de la ventana y uno escucha
las notas altas de la cantante de ópera
un piso más abajo. Ángel del deseo,    

ángel de la fortuna, la carreta volcada,
los animalitos de la parte posterior
del camión invadiendo la pista. Siguen
las teclas sosteniendo el ser del piano.

Lo que más he querido es el cielo rojo
volviéndose azul. Es tan hermoso
cuando se consuma. Abrázame, dice 
la intimidad. Mientras tenga vista, miraré.  

Las paredes del tiempo se disuelven
siempre que las luces se apagan. Luces
que hacen tan fácil estar con el día. Yo
me acurruco y escondo. No hay espejismo

de sirenas golpeando el frontis vidriado
del hospital calle abajo.
Las estrellas guían al ojo por el cielo.
Será como esto. Una vez y otra.  
 
How will it feel months from now

when the pink sliver of sky swims in  
through the window and you hear  
the high notes from the opera singer 
one story below. Angel of wishing,  

angel of fortune, the cart overturned, 
the small animals from the back  
of the truck flooding the highway.  
The keys keep making the piano be.  
 
I have only ever wanted the red sky  
to turn blue. It’s so beautiful 
when it sinks in. Hold me, closeness  
says. As long as I have sight, I’ll see.  
 
The walls of time dissolve whenever  
the lights are turned off. The lights  
that made the day so easy to be with.  
I fold myself away. No mirage  
 
of sirens hammering the glass front  
of the hospital down the block.  
Stars guide the eye across the sky.  
It will be like that. Again, and again.

Traducción: R.Z.R.

February Elegy (Mary Jo Bang)

“Irma Haselberger
”
Fotografía: Irma Haselberg
Elegía de Febrero

Este año mondo, congelado ahora en febrero.
Este frío día aleteando rápido por sobre la horrible
Línea imperfecta del horizonte,
Tantas veces una línea dentada de diez edificios.
Una bandera roja agitándose
Al viento. Una cortina naranja es mediodía.
Todo hace sufrir a sus ojos. Esta cortina tan brillante.
He aquí lo perceptiblemente verdadero: la visión.
El rostro que devuelve la mirada en un haz
Del cuchillo de la mantequilla.  
Un embarazo de pan troceado.
La mente sigue su diario peregrinaje
Por momentos ruines. Más tarde,
De vuelta a la arqueta para soñar
En un círculo, un carrusel de ponis.
Asociación del círculo: hay un centro
Para casi todo pero nunca
Alguna certeza. Nada es
Más maleable que un momento. Sólo ayer era
Que aspirábamos el aire en un mar.
Algún sol de verano nos llamaba
Y allí íbamos nosotros. La arena quemaba.
Tan sólo ayer estábamos con tierno corazón
Esperando. A ser algo.
Una fuente. Y entonces alguien dice: Asiento,
Tenemos para ti un corazón para olvidar. Una mente
Con la cual sufrir. Así, experiencia. Así, la carpa del circo.
Tú, que estás allí, se tú la muchacha
De lentejuelas rojas en la tarjeta que vende amor.
Tú, que estás allí, tú, de satén negro.
Se tú el Don Muerte de la Doncella. 
February Elegy

This bald year, frozen now in February.
This cold day winging over the ugly
Imperfect horizon line,
So often a teeth line of ten buildings.
A red flag flapping
In the wind. An orange curtain is noon.
It all hurts her eyes. This curtain is so bright.
Here is what is noticeably true: sight.
The face that looks back from the side
Of the butter knife.
A torn-bread awkwardness.
The mind makes its daily pilgrimage
Through riff-raff moments. Then,
Back into the caprice case to dream
In a circle, a pony goes round.
The circle's association: There's a center
To almost everything but never
Any certainty. Nothing is
More malleable than a moment. We were
Only yesterday breathing in a sea.
Some summer sun
Asked us over and over we went. The sand was hot.
We were only yesterday tender hearted
Waiting. To be something.
A spring. And then someone says, Sit down,
We have a heart for you to forget. A mind to suffer
With. So, experience. So, the circus tent.
You, over there, you be the girl
In red sequins on the front of a card selling love.
You, over there, you, in black satin.
You be the Maiden's Mister Death.

De Elegy. Copyright © 2007 by Mary Jo Bang.

Traducido por Roberto Zeballos Rebaza

Oversight (Melissa Ginsburg)

Urban Light Tokyo. 2017 – Keiichi Ichikawa
Descuido

Nuestros temas eran lindos. Manteníamos

nuestra distancia. Preparábamos desapego
en botellas. “Manteníamos nuestra distancia”

es una anécdota. Su nombre

es Anécdota. Nació en el estudio.
Jaulas, botellas. Libros por doquier.

Era nuestra favorita / nos prohibió

que la viéramos. Ella era la musa
para las botellas etiquetadas con “Distancia” 

de las que bebíamos. Que no podíamos

prescindir. Enterramos los resultados;
estaban muertos. No nos fue muy

penoso. Gracias

al desapego. Nuestra hipótesis soportó
una foto. Correctores, broches. 

Traducción: Roberto Zeballos Rebaza

Oversight

Our subjects were nice. We kept

our distance. We brewed detachment
in bottles. “We kept our distance”

is an anecdote. Her name

is Anecdote. She was born in the study.
Cages, bottles. Books all around.

She was our favorite / forbid us

to see her. She was the muse
for the bottles marked “Distance”

from which we drank. Could not

get by without. We buried the results;
they were dead. It was painless

for us. Thanks

to detachment. Our hypothesis held up
a snapshot. Braces, barrettes.

Colorado (Carl Adamshick)

Iva Jauss
Colorado

Mi sueño mora cerca de mis pulmones.
A veces lo siento como un lapicero
derramando tinta en el negro bolso
de mi respiración. Mi cuerpo
vive aquí en Colorado,
en un apartamento con algunas plantas.
Soy lo que los expertos denominan
historia, una pequeña totalidad
abriéndose camino hacia el futuro.
Al anochecer, heredo la muerte
como idea, como tema del que seré examinado.
A media tarde, emprendo largas caminatas.
Vivo aislado como el estado vive
aislado dentro de fronteras con las que nada
tiene que ver. También yo tengo un río.
Si quieres, te contaré todo sobre la luz.  
Colorado

My dream lives close to my lungs.
Sometimes I feel it as a pen
spilling ink in the dark purse
of my breathing. My body
lives here in Colorado,
in an apartment with a few plants.
I am what the experts refer to
as history, a small totality
making its way to the future.
In the evening, I inherit death
as an idea, as a subject I’ll be tested on.
Mid-afternoons, I take long walks.
I live by myself as the state lives
by itself in borders it had nothing
to do with. I, too, have a river.
If you ask, I’ll tell you all about the light.

Traducción: Roberto Zeballos Rebaza

Poema tomado de la página https://poets.org/poem/colorado

Heavy Threads (Hazel Hall)

Tarkovsky Polaroid
Hebras pesadas

Cuando el amanecer se deslía como un rollo de cinta
Arrojado a través de mi ventana,
Sé que las horas de luz
Están a punto de lanzarse contra mí
Como agujas omnívoras sobre un ocioso paño,
Enhebradas con los densos colores del sol.
Parecen ellas ya demasiado ansiosas,
Para bordar este negocio mío,
Mi Día,
Con los estrictos patrones de un antipendio;
O al menos para confeccionar una prenda útil.
Pero sé que no harán nada parecido.
Van a dar puntadas de hilván
Y cuando hayan terminado
Se verá algo como la frazada de retazos que mi abuela se hizo
Cuando estaba aprendiendo a coser.  
Heavy Threads

When the dawn unfolds like a bolt of ribbon
Thrown through my window,
I know that hours of light
Are about to thrust themselves into me
Like omnivorous needles into listless cloth,
Threaded with the heavy colours of the sun.
They seem altogether too eager,
To embroider this thing of mine,
My Day,
Into the strict patterns of an altar cloth;
Or at least to stitch it into a useful garment.
But I know they will do nothing of the kind.
They will prick away,
And when they are through with it
It will look like the patch quilt my grandmother made
When she was learning to sew.

Traducción: Roberto Zeballos Rebaza

Poema tomado de https://poets.org/poem/heavy-threads.

Passage (Thomas Dooley)

Joné Reed
Passage

Y era la tarde, húmeda de
electricidad, cuando mi padre

cayó a tierra como granizo estival,
desparramado. Fui por

mi madre, arrojamos
un puñado de guijarros. Y

vino la mañana, amargamente.
Y allí las noticias de la tarde

paredes azulándose, púrpura mañana
sobre los cúmulos, y la tarde

cuando la mañana
no volvería a iluminar nuestros cuerpos en la cama.

Caravanas de mañana, cúmulos,
tarde. Una larga caravana de tardes. Luego

solo estaba yo, mañana. Despierto en un cuarto
en una vasto edificio con cuartos. Todo el mundo

tarde. Todo el mundo mañana. Y Dios
había acabado todo el trabajo que estuvo haciendo –

bebés, abejas, planillas, invernales
mañanas. Dije yo, 

No me detendré aquí, tarde. Te veré
en la mañana.
Passage

And there was evening, humid
with lightning, when my father

fell to the earth like summer hail,
scattered. I gathered

my mother, we threw in
a handful of pebbles. And

there was morning, bitterly.
There was evening news

bluing walls, violet morning
on thunderheads, and the evening

when morning
would never again light our bodies in bed.

Morning caravans, headlights,
evening. A long caravan of evenings. Then

there was only me, morning. Awake in a room
in a building vast with rooms. Everyone

evening. Everyone morning. And God
had finished all the work he had been doing—

babies, honeybees, spreadsheets, winter
mornings. I said,

I will not stop here, evening. I’ll see you
in the morning.

Traducción: Roberto Zeballos Rebaza

The Answer (Carl Sandburg)

Masao Yamamoto
You have spoken the answer.
A child searches far sometimes
Into the red dust
                       On a dark rose leaf
And so you have gone far
                       For the answer is:
                                           Silence.

   In the republic
Of the winking stars
                       and spent cataclysms
Sure we are it is off there the answer is hidden and folded over,
Sleeping in the sun, careless whether it is Sunday or any other
    day of the week,

Knowing silence will bring all one way or another.

Have we not seen
Purple of the pansy
            out of the mulch
            and mold
            crawl
            into a dusk
            of velvet?
            blur of yellow?
Almost we thought from nowhere but it was the silence,
            the future,
            working.

La respuesta 

Has pronunciado la respuesta.
Un niño busca a veces lejos
En el polvo colorado
                         En una oscura hoja rosa
Y así has llegado lejos
                          Pues la respuesta es:
                                               Silencio.

     En la república
De las estrellas parpadeantes
                              y de los cataclismos agostados
Seguros estamos que queda por allí la respuesta está escondida y bien doblada,
Durmiendo al sol, sin cuidado de que sea domingo o cualquier otro
     día de la semana,

Sabiendo que el silencio hará llegar todo de una manera u otra.                

¿No hemos visto acaso
Púrpura de un pensamiento
del mantillo
y del moho
allegarse
hacia un ocaso
de terciopelo?
¿de trazo amarillento?
Casi pensamos de la nada pero era el silencio,
            el futuro,
            que obraba. 

Traducción: Roberto Zeballos Rebaza

My Doubt (Jane Hirshfield)

Jane Hirshfield (1953-)
Mi duda
Me despierto, duda, junto a ti,
al igual que una cortina mal corrida.

Me visto dudando,
lo mismo que una taza
insegura de no haber sido abandonada.

Almuerzo dudando,
trabajo dudando,
voy a un café incierto con amigos escépticos.

Voy a dormir dudando de mí misma,
como duerme un rebaño de cabras
dentro de un camión de pronto silencioso.

Sueño contigo, duda,
Cada noche —
¿pues cuál es el sentido del soñar
sino que todo lo que allí somos
sea pasajero, amorfo, una pregunta?

Mano izquierda y mano diestra,
duda, estás en mí,
lanzando una pelota de básquet, guiando mi cuchillo y mi tenedor.
Rodilla izquierda y rodilla diestra,
corremos detrás de un bus,
para un reunión que seguramente acabará antes de que lleguemos.

Me gustaría
conformarme contigo, duda,
como una ventana de guillotina
se acomoda obediente a sus poleas y cuerdas ocultas.

Dudo de que pueda hacerlo;
tus propios contrapesos gobiernan mis noches y mis días.

Como el puño colgante de plomo que sostiene
la boca abierta de una ventana,
tú me sostienes,
mi rodilla persistiendo frente a ti, terca,
ofreciendo estas alabanzas rabiosas
que no puedo sino dudar que alguna vez escucharás.
My Doubt
I wake, doubt, beside you,
like a curtain half-open.

I dress doubting,
like a cup 
undecided if it has been dropped.

I eat doubting,
work doubting,
go out to a dubious cafe with skeptical friends.

I go to sleep doubting myself,
as a herd of goats
sleep in a suddenly gone-quiet truck.

I dream you, doubt,
nightly—
for what is the meaning of dreaming
if not that all we are while inside it
is transient, amorphous, in question?

Left hand and right hand,
doubt, you are in me,
throwing a basketball, guiding my knife and my fork.

Left knee and right knee,
we run for a bus,
for a meeting that surely will end before we arrive.


I would like
to grow content in you, doubt,
as a double-hung window
settles obedient into its hidden pulleys and ropes.

I doubt I can do so:
your own counterweight governs my nights and my days.

As the knob of hung lead holds steady
the open mouth of a window,
you hold me,
my kneeling before you resistant, stubborn,
offering these furious praises
I can’t help but doubt you will ever be able to hear.

Traducción: Roberto Zeballos Rebaza

Poema tomado de la página: https://poets.org/poem/my-doubt